Suspensión de visados, expulsión de diplomáticos y cierre de fronteras han sido algunas de las medidas tomadas por el gobierno de la India contra Pakistán tras el atentado que causó la muerte de 26 civiles en Cachemira, del que Nueva Delhi culpa a Islamabad.
Tanto las autoridades indias como pakistaníes anunciaron que se pedía a los nacionales que abandonaran su territorio a la mayor brevedad.
El primer ministro indio Narendra Modi endureció su postura prometiendo perseguir «hasta el fin del mundo» a los autores del atentado y a sus cómplices.